jueves, 7 de junio de 2012

Horizonte de crítica constructiva. Parte I


"I know I was born and I know that I´ll die
The in between  is mine
I am mine"




Si tuviera que hacer un mea culpa, alguna especie de catarsis autocrítica, y fastidiarse por el hecho de haber nacido y crecido tal como es y no tal cual hubiese podido ser, Margot abandonaría este hábito amateur de escribir.

Indiscutible y derribada por la sinopsis de sus rebeldías, parece no escuchar...pero lo hace. Margot habla con el tacto y huele con la mirada, pero la mayor parte del tiempo escucha mirando. Quizás sea la mejor muralla para las palabras que se pierden. De hecho, está convencida que aquello que no se dice, se escucha con los ojos. La misma sinestesia que puede conducir a un caos teórico o práctico para aquellos que viven en su circunferencia.

Y se queda clavada ahí, no tan inmóvil como más de uno quisiera, sino regulando. Pero sola; el oficio de sacar sus conclusiones la lleva a un hermetismo patológico. Quizás Margot no se muestre en una postura muy humana, pero cuando todos apagan las luces ella prende algún recuerdo y lo desmenuza. Lo mira en 360°, lo invierte, lo satura, lo pone a la luz del sol, lo saca de contexto y lo vuelve a colocar. Ya de mañana, cuando apenas abre un ojo, exhibe una conclusión de papel. De esas que se firman con un mes de anticipación, y dándose cuenta que quizás su tiempo es otro.

Lo que no sabe -y seguramente todos sus intentos se vean socavados- es a donde conduce ese camino. Más de una vez desayunó con cartuchos de escopeta y esbozó antes de dormirse -extremadamente complaciente- una sonrisa. Margot no vive un día de su vida sin sentir el vaivén ridículo de un carácter que tiene por modus operandi sorprenderla de ella misma.

Y aunque siempre supo que prefería la horca por errores de su autoría, antes que resignarse a ser eco de 3 millones de opiniones que solo quieren meter su aguja en la primer carne que se pose sobre ella, como cualquier ser humano, más de una vez, se pone en duda.

Pero Margot es simplemente Morrison. Y quizás su autocrítica sea silenciosa y taciturna; sin el fastidio de querer haberse convertido en otra persona o preguntarse porqué “ella es”. Quizás Margot se creó a si misma. A propósito.


domingo, 25 de marzo de 2012

Era domingo y....

Debería ser ridículo o por lo menos ilegal incriminarte con las muelas... Hasta ahí llegó mi amor. Quizás y por qué es domingo, suceden estos encuentros digestivos entre la memoria y el después. Algún que otro reproche démodé, tres o cuatro caricias y a la cama Margot, que mañana hay que trabajar.

Digerite un poco de la semana en unas horitas de tele, que de más está decir, nunca vienen tan mal como populariza la contracultura del libro y la espada. A mi me gusta hacer análisis, pero sola. Con silencio, y dentro de ese silencio los ruidos característicos que hablan: el encendedor, el teclado, el ruido del tren, y alguien que justo va al baño mientras yo relaciono las preguntas de Majul con la demagogia televisiva de Roger Waters, las islas y San Martín de los Andes.

Qué te puedo decir? yo solo se hablar...

Me río de mi suerte cuando contabilizo las horas de sueño que me quedan. Ese sería mi costado de "mujer calculadora" actual. Esta lo suficientemente bueno y aceptable haber perdido distintas manías con la maldad cotidiana. Creo que fui peor persona, pero me queda un camino sinuoso por recorrer. De más está decir; soy muy sensible al conchudismo ilustrado femenino. Bajo muy rápido la guardia y me enclavo con virtuosismo en las filas de las hijas de puta.

Se me va la lengua, me pierde la banquina y como pasto sin más esfuerzo que el que requiere cepillarme los dientes todas las mañanas. Y ahí es cuando uno evalúa la posibilidad de retirarse. Siempre es preferible retirarse ganando. O por lo menos, eso dijeron en una película y me quedó registrado in eternum.

Good bye!








miércoles, 16 de noviembre de 2011

parole, parole...parole

Sometimes, las palabras se desembarazan de sí mismas, se despojan de su epistemología, de su semiótica y hasta de su propia fonética; hasta quedar huérfanas de significado.

Aquellos racimos redondos de letras amontonadas mediante un interlineado ínfimo, a priori perfecto para los mortales, queda reducido a un simple puñado de algo, de cualquier cosa…De nada.

Las palabras, después de sacudirse y abolir el peso de la connotación, la sugestión, la manipulación y todos los “ión” que se me puedan ocurrir esta madrugada, se perciben livianas, se leen fácilmente y se tragan sin el menor esfuerzo.

El ejercicio pseudo psicológico de desnudar el lenguaje, divorciarse de la retórica y tomarse el discurso como si fuera un vaso de agua, no suele ser tan sencillo como la expedición al corazón de un alcaucil.

No se -por lo menos todavía- cómo se deshojan las palabras hasta dejarlas como átomos invisibles; nunca puede ser igual decir lo contrario, sin contar la belleza de los oxímoros que atrapan por su contradicción, no por su “no decir”, con excepción de la literatura japonesa, en la cual sus pensamientos pueden ser tanto exquisitos como una boludez de paladar negro.

Sospecho que en la práctica de peinar cada letra, la existencia queda efímera e indigente; se evaporan los pensamientos que te penetran hasta el hipotálamo y se disparan hacia el infinito…Las palabras se vuelven objetos inanimados, con la misma voluntad de moverse que una roca.

Sometimes –que bien suena- la palabra “perdón” se me aparece desfigurada y como una trompada en el ojo, y quién haya sido capaz de deformar su morfología a tal punto, merece un aplauso… O la muerte por asfixia. Quizás la consecuencia directa de este strip dance del léxico, sea la confusión de lo que se genera al hablar, decir, demostrar, contar, explicar...Definir.

Digo –y no arbitrariamente- la palabra “amor”, “gracias” o “morite”, no portan el mismo valor que “bípedo”, “forúnculo” y “otorrinolaringólogo”. Esos sonidos que brotan de cada psiquis, no son iguales, no son lo mismo; son únicos como el significado que cargan.

No soy yo la que impuso las reglas; la semántica es el verdugo de todos, incluso de mi misma.

Aunque muchos prefieran ignorar la realidad, cada sílaba cuesta. Cuesta tiempo, cuesta una interrelación neurológica, cuesta un movimiento físico, de por sí, hablar -en cualquiera de sus variantes- no es gratis. Ocupa un espacio abstracto, irreconocible, mecánico tal vez…Pero vale.

Por fortuna, y para que nadie se quede mudo al borde de la vida, hay más sílabas que personas en el mundo; solo se trata de formarlas, darles el tiempo para vestirlas, muchas veces llegar a abrazarlas y, en el peor de los casos, conocer con tu propia sangre lo que pueden doler.

jueves, 16 de junio de 2011

pensamiento recorrido

ciclotimia extasiada y dramaturgia falaz que emanan los poros.
manos como tornillos agujereandome las entrañas y rascandome el alma a pedazos.
perversidad a la hora de clavar ojos sin pestañas, ni cejas, ni párpados.
deletrar partituras de sentidos que llevan al elexir de la distancia.

me arranco la cabeza. la sacudo. la apoyo frente mío y le dibujo una sonrisa con lapiz labial.
le pinto las mejillas con saliva. me confundo y me vuelvo a poner la cabeza sobre los hombros. deletreo el nombre, el apellido, el número de documento, el código cifrado de los pies. decoro con guirnalas un brazo, decoro con espinas el otro.

me pierdo en la idea. en la imagen. en el sueño. en la estirpe. me pierdo en la sensación de morder el aire y chocar los dientes.

no usar mayúsculas me pone fuera de lugar

miércoles, 18 de mayo de 2011

Una pregunta pelotuda...Una respuesta asesina


Me pregunto quién dividió el buen o mal gusto de las preguntas. La línea, fina y tenaz, se desdibuja en la confianza de los hablantes, que cómplices de sentimientos y anécdotas, confunden la importancia, con la curiosidad sin mesura.


Me pasa que a veces me gustaría decir esto…

Autoridad: Lamento la muerte de su abuelo…

Margot: Asiente con una mueca un poco confusa

Autoridad: De qué murió?

Margot: Lo piso un camión con 4.000 putas sidosas. Eso no lo mato, pero se le abrió el páncreas ahí nomás y se contagio de HIV. Eso tampoco lo mató. Después se supo que también le habían contagiado Hepatitis B, Gonorrea y HPV. Eso tampoco lo mató. El problema es que cuando lo trasladaban, entre todas las enfermedades que se había contagiado, se le explotó la aorta de los nervios y con eso contrajo una bacteria que le potenció todas las enfermedades recién adquiridas e hizo un quinteto de paros cardíacos. Eso lo mató…Se le paró el corazón.

lunes, 28 de marzo de 2011

Confesiones de otoño

Yo tuve el fin y era más
Yo tuve el más y era el fin
Yo tuve el mundo a mis pies
Y no era nada sin tí
Crucé la línea final por tu amor
Charly García

Si te suena familiar esta simpatía por tenerte rondando, disfrazado de tiempo e ilusión, caminando sobre mis pasos...Y si no te agarro y te sostengo cerca mío, solo es porque me gusta verte volar en mis ojos. No parpadeo, no quiero, tu figura se me dibuja onírica y real, simple y magnate. No se si te se querer, pero amarte se me hace tan innato como respirar. Te veo tan claro entre las tardes y las olas, con el brillo tenáz del sol que hace juego con las manchas de tu iris, mientras el viento te despunta cada rulo que rebelde avanza hasta tu ceja. No se mucho del placer mítico, pero verte así, reflejado en el día, es alegría en su estado más puro. Siento estallar una catarata hormonal y se me condensan las ganas de saltar encima de tu cuerpo para olerte y sentir las brivaciones de tu torax, el reir de tus mejillas...Regalame una sonrisa socarrona, de esas que suben por tu barba hasta las pestañas. Contame como hacen los barcos para hundirse en una frazada, preguntame cuándo termina el mar o empieza la vida, hablame de las constelaciones y del fino límite entre la sugestión y el escote, llename de dudas y riquezas. Juguemos a ser niños, adolescentes, juguemos a que nos odiamos y nos peleamos. Abrazame fuerte, ahogame si hace falta, pero no me pierdas de vista. Creame y haceme creer que Ennio Morricone nos musicaliza la noche solo a nosotros. Besame, mordeme, haceme sentir todas aquellas sensaciones que se persiguen bajo las tinieblas o bajo las sábanas. Ayudame, corregime, obligame a aprender. Amame con todas las letras del alfabeto, con las cartas. Amame con la yema de los dedos, con la boca hambrienta, con las pupilas de recien levantado. Amame así, como yo te siento, que nací para gritarte con el alma que el mundo solo gira cuando te escucho la voz. Y también se detiene.

lunes, 17 de enero de 2011

El encanto del no tiempo

I want her everywhere
And if she's beside me i know i need never care
But to love her is to meet her everywhere
The Beatles

Se encontraron esfumados por el aire que los recorría. Aprovecharon la poca distancia de los cuerpos para mirarse consecutivamente a los ojos, sin pestañar, sin perder una milésima de segundo en la oscuridad de la ausencia. Se disfrutaban en silencio, queriendo saber de qué se trata el otro, más que eso...Descubrirlo. Desnudarlo con las palabras y con la lengua. Con la piromanía del combate retorico y las uñas. Y aquel segundero espera estático y anacrónico, como si supiera que la noche se pasa para el resto de los mortales, pero entre esas cuatro paredes, la vida es solo una hamaca.


Y ellos pactan con el vaiven, entre el cenicero y la almohada, en la cama que los consiente y los reclama cuando el lejos planta bandera. Ese malvado de película que se convierte en el enemigo a derrotar, y cuando se calza el disfraz de benévolo, es el culpable del reencuentro que los devuelve a la vida.


Es más que una charla, es la aficción a la confesión. La entrega voluntaria y desesperada de declarase en cada palabra. Darle verdad, tragedia y ese encanto de los que solo saben de pasión cuando dejan la sangre en el monólogo. Y el riesgo, que es más grande que la apuesta y más necio, se esfuma. Quizás eso sea el amor. Si, quizás eso sea y un manojo más de recitales de sentidos. O inventar el séptimo, el octavo y el vigésimo, para que nunca se olviden de sentir.


Si, el segundero sigue intacto, pero los pajaros lo contradicen. Ya no importa, o nunca importó, siquiera cuando ya las señoras almorzaban o los padres se retiraban a la siesta. El tiempo nunca los supo correr, ellos acosan los relojes.