Margot es tragedia. Es dicotomía pura. Esencia de agua y aceite. No quiere atacar pero sabe morder.
Margot es insaciable, tiene alma de perra vagabunda y colecciona amores en un cajón. No habla de más y sufre de ansiedad en todo el cuerpo.
Margot miente, temerosa, pero a la luz del día. Sabe perdonar pero quiere tirar ese don a la basura.
Margot es sexo oral y encinta. Es feedback y unilateral. Tres cuartos tolerante y un poco insegura.
Margot escribe pero siente demasiado. No tiene tiempo para meditar pero le sobra para imaginarse un mundo mejor. Sufre y desespera.
Margot no adula, no regala sonrisas al mejor postor, no es políticamente correcta pero tiene miedos y llagas en los pies. Tiene entrañas y los huevos para darse la cabeza contra la pared y seguir.
Margot es renga en tacos.
Margot no acusa, no hace el amor, no elije el momento. Ella baila, canta y es superficial. Putea, desnuda y acuchilla a los ojos. Suda, llora estanques y teje anécdotas.
Margot ama los secretos, se enciende con una mueca, escucha, salta, entiende y se queja. Es dueña, esclava y ama de llaves de su propia vida. Duerme mucho y sueña poco.
Margot discute con las moléculas, se estrella en su propia tristeza y no jode a nadie.
Margot es historia.
Desprolijo minibalance 2017
Hace 7 años