viernes, 28 de agosto de 2009

Patear tableros

No te muevas sin hacer ruido y jamàs consideres calzarte esas medias de lana. Quèdate conmigo en mitad del ruido que apenas anochece...¿Dònde iràs sin despuntar el dìa?

Es de noche, lo sè, pero no se hace tarde. Prèndete a mi camisa y seamos dos los que sigamos viaje. Me gustas màs cuando no te quedas risueña al borde de la vìa.

Juegate esa carta que ocultas con tanto placer y vente conmigo a patear tableros.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Margot cae en la cuenta...

Cuando uno entiende que la cobardía tendría que ser repudiada como el hambre y sepultada bajo tierra infertil, pasa de ser un simple mortal a un ser humano armado.
Margot lo comprendió y lloró, pero ahora anda cargada.

viernes, 14 de agosto de 2009

Reflexión Margoteana

Uno aprende a convivir con el dolor cuando puede depositar el humor en absolutamente todas sus angustias.
Amén

martes, 11 de agosto de 2009

Autopsia de un amor prohibido

El yace sobre esa cama que comparte con otra mujer. Ella me conoce bien y aún sabiendo la existencia una de la otra, lo compartimos. Así se barajaron las cartas hace años.

Y crecimos los tres viéndonos a la cara. Sentados a la misma mesa. Respirando el mismo aire y nadando los mismos mares. Juntos y amontonados. Con lo que eso duele a veces.


El nos enseñó a plantar abedules, a jugar con historias que siempre tenían finales trágicos, a limpiar autos de colección, a olvidarnos de la delicadeza de la lengua. Nos enseñó a ambas todo lo que sabemos.

Y yo lo sigo queriendo para mí.
¡¡¡¡¡Mi papa es mío!!!!!!!

Evaluando este problema que me complica la existencia y me retuerce como mi abuela a la ropa, deserté de buscar amores por fuera de las puertas de mi casa.

Al fin de cuentas, haciendo un resumen de mi vida amorosa –amorfa también- nada se le asemeja a papá.

Algunos presentaban características similares, formas parecidas, sombras que se podían confundir por estatura, anchura o porte varonil. Pero de cerca, todo terminaba en fiasco.
En etapas de rebeldía recuerdo haber buscado figuras opuestas a mi padre.

Mi papá no es un señorito inglés como dirían algunas abuelas: tiene las manos pesadas, los sueños livianos, se rasca inoportunamente en zonas oportunas, grita, escupe, va al baño, trabaja, transpira, discute por sin sentidos, solo sonríe cuando de verdad el chiste es bueno, no tiene mucha paciencia, se desespera porque un auto se le cruza, una persona se le cruza, un perro se le cruza.

Pero es perfecto. Así, es perfecto para mí.

Cuando crecí decidí hacerme cargo y responsabilizarme de mi edípica relación. Dejé de mentirme con estereotipos que nunca me iban a convencer y busqué hombres por su parecido con él. Un juego macabro de coincidencias, mas que uno de encontrar las siete diferencias en el dibujo. Y a todos les faltaba cinco para el peso.

Mi papá, me enseñó a putear con saña, a disfrutar de un buen tocadiscos, a no darles de comer en la boca a los hombres, a leer los clasificados del domingo y entender el canal de la bolsa.
Me enseñó a conocerme: darme cuenta que soy exagerada muchas veces, que me gusta mucho el Shopping y poco ahorrar, que tengo muchos miedos insólitos, que soy muy cómoda, que soy insoportable de mal humor, que no me río tanto como pienso, que no se mucho de cocinar, planchar y lavar, que discuto mucho, que lloro mucho, que pido mucho, que grito mucho…Y aún así me ama. El sigue siendo mi mejor mitad. Y no es soltero, para colmos.

Ya no tengo remedio, tendré que acomodarme en esta desgraciada realidad y aceptar que mi amor es prohibido y tiene otra mujer. Una mujer que me conoce y que conozco.

Será cuestión de seguir compartiéndolo. Con lo que eso duele, siempre…


viernes, 7 de agosto de 2009

Pequeños cuentos


Mira bien.

Sospechaba que sus rincones más oscuros pertenecían a otros ojos. Nunca pudo abrirse a mi consuelo y yo, lamentablemente, solo quería rozarla y llorar con su llanto.

No estaba triste, era una sensación peor. Por eso lloraba, gritaba y, de vez en vez, golpeaba con los puños arrugados la mesa o la pared.

Recuerdo haberla abrazado, no por el cálido momento, sino por el consecuente y oportuno cachetazo. Dijo “nunca más” y luego estalló en una veborrágica epopeya de frases que, al día de hoy, sigo sin entender.

Y siempre ahí, queriéndola, defendiéndola de los prejuiciosos de siempre que no saben contar para atrás o atarse los zapatos al revés.

Le conozco perfectamente la ira, la impotencia, los brotes psicóticos, los psicofármacos de la mañana y de la noche, las huidas y hasta el intento de tirarse por las escaleras de casa.
Pero los ojos, esos ojos que, a pesar de todo, no pierden la ternura, la ilusión de volver un sábado al cine, me invaden de paciencia.

Cuando “se va”, la observo y siempre, pero siempre, en un momento mira fijo y es ahí, justo ahí, donde yo descubro todo su afán por volver.

Hace tres años que no ríe. Yo tenía la costumbre de salir del cuarto en bombacha, hasta que los albañiles comenzaron las reformas un día antes. Mi pánico escénico se cruzó con seis pares de ojos extraños. Ni sonrió, estalló en carcajadas por mis cachetes borrabinos, mis palabras entrecortadas y mi retiro triunfal, en puntas de pie y veloz.

Nunca más.

Los médicos explicaban técnicamente que la involución de su condición es producto de nuevas recaídas psicológicas, que teníamos que volver a conversar con el psicólogo aunque ella no quiera y comience a revolear cosas o escupir a los profesionales.

Siempre pensábamos que la muerte de mamá la había afectado, a tal punto, que solo podía expresar su dolor enojándose.

Ella es igual a mamá. En carácter y cuerpo. La desviación superior en la nariz, los labios pronunciados, el cuerpo de líneas europeas.

El siempre dice que es ella y lo dice feliz, debe ser un lindo regalo del cielo. Y a ella eso le duele más en su dolor y sufre sola, que es lo mismo que padecer.

Ella nunca lo mira fijo.


miércoles, 5 de agosto de 2009

Preguntas y respuestas

X: A dónde se van las palabras cuando se desinflan?

Y: A papelera de reciclaje

Un cachetazo al melodrama, no?

sábado, 1 de agosto de 2009

Partener Vs. Partener

Como un juego sin empezar, adivino cada truco que esconde dentro de la caja.

Huelo cada una de las señales que el manual no nombra.

Separo las fichas por orden aleatorio.

Planeo cada movimiento estratégicamente sin saber, en realidad, a qué estoy jugando.

Las reglas no hacen mi juego.

Y vos ahí.

Abrís la caja.

Lees el manual de principio a fin.

Acomodás tus fichas según colores y números.

Usas tácticas que enseñan los profesionales.

Las reglas son tu juego.

Partener vs. partener