Me pregunto quién dividió el buen o mal gusto de las preguntas. La línea, fina y tenaz, se desdibuja en la confianza de los hablantes, que cómplices de sentimientos y anécdotas, confunden la importancia, con la curiosidad sin mesura.
Me pasa que a veces me gustaría decir esto…
Autoridad: Lamento la muerte de su abuelo…
Margot: Asiente con una mueca un poco confusa
Autoridad: De qué murió?
Margot: Lo piso un camión con 4.000 putas sidosas. Eso no lo mato, pero se le abrió el páncreas ahí nomás y se contagio de HIV. Eso tampoco lo mató. Después se supo que también le habían contagiado Hepatitis B, Gonorrea y HPV. Eso tampoco lo mató. El problema es que cuando lo trasladaban, entre todas las enfermedades que se había contagiado, se le explotó la aorta de los nervios y con eso contrajo una bacteria que le potenció todas las enfermedades recién adquiridas e hizo un quinteto de paros cardíacos. Eso lo mató…Se le paró el corazón.