lunes, 19 de octubre de 2009

El desorden del caos

Una mente caótica que se encuentra ante un puñado de verdades que cachetean, irónicas y enroscadas. Lo intrínseco, lo verídico, lo esencial. La masa que desborda de sentidos. Heridas que palpitan en un desierto de emociones. Utopías en pantuflas, fotos y fósforos que se mezclan en un solo fuego. Falacias del planeta del "nunca empezar". El cero que se cruza como un recuerdo. Números que reaparecen una y otra vez. Naúfragos y delirio de una psiquis ajada inminentemente. Pausas que rastrean sin GPS. Hombros encogidos frente a un futuro con aliento a dinosaurio. Palabras que tejen "punto atrás". Lugares invisibles y sueños dignos de algún ácido alucinógeno. Pedazos de rutina envueltos en carcajadas. Momentos por la borda. Acosos de acuarelas, mentiras de cristal. Un perfume se vuelve manteca y la heladera que se nos cae encima. Uñas negras que espían lo que escribo, terrazas que disparan. Temblores desde las entrañas..¿Quién pide qué en esta tierra? Soles que espantan hasta el hartazgo. Nauseas que brotan desde el eje central. Soledades ajenas sin remedio. El castigo del que vigila y todavía no conoce su verdugo. Duros golpes en las rodillas, asesinos seriales del "caminante no hay camino". Espinas con rencores de licor. Sábanas ásperas y dulces de un sábado con excesos. Flores secas, humos guardados con recelo en una copa. Los ojos que no aprendieron a ver. Narcisos de papel y subidos a un tobogán de niños. Peldaños que cuelgan, serpientes que se arrastran, nubes que flotan. Todo en su lugar. Perdido

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