domingo, 22 de agosto de 2010

Rayuelas

¿Qué es un absoluto, Horacio?- decía la Maga
Mirá -Dijo Oliveira- viene a ser ese momento
en que algo logra su máxima profundidad,
su máximo alcance, su máximo sentido,
y deja por completo de ser interesante.

Y esto quizás te suene a presunción Margot, pero más que una vil sospecha parece facto, parece así. Sos tu peor enemiga.

No por Drama Queen, bajesmole un cambio a esa recurrente habilidad, más por parlanchina, sincera desubicada, aprendiz de salmón en llamas.

¿Dónde metés los escudos, pequeña degenerada, cuando la naturaleza -sabia y lo sabés- te suplica que te calles?, deben ir al mismo sitio donde se esconden los 3.000 mecanismos de defensa cuando te jugas la vida por una causa inutil, no?

Filtro Margot, se llama filtro a la distancia que existe entre el cerebro y las cuerdas vocales. Lo sé, es corto el recorrido, pero altamente productivo combinado con el silencio y la cara de "yo no fui, no soy, ni seré".

Te lo digo por decir, por que sí, porque prácticamente soy tu amiga y porque cuando no soy tu jefa, sos mi dueña y yo un escueto chivo expiatorio. Te conozco, se que sos más de lo que crees y, muchas veces, menos de los que aparentás y esa incoherencia existencial te rompe soberamente las pelotas.

Cuando el día despunta a tu favor logro entenderte, debe ser bastante complejo ser La Maga cuando te encantan "los líos inverosímiles" en los que te metés "siempre por causa del fracaso de las leyes" en tu vida. Y luego pestaneás y renacés en Oliveira, que entre otras cosas, "le revienta la circunstancia" y sin dubitar "le duele el mundo". Si, el placer de la dicotomía. La radiografía de un oxímoron.

Deja tranquilo el vaivén de tus dedos, el choque inevitable de tus uñas en cualquier tablero efímero, descansá -haceme el favor- las palmas cuando te surja la veborragia irónica de aplaudir al traidor. Deja pasar, aunque sea el tiempo. De eso te hablaba, del maldito filtro mientras jugás tu propia Rayuela.

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